« Inicio | Montevideo II » | Madrid II » | Montevideo I »

Madrid III

Preciosa y dulce Valeria,

Bien, no quiero pensar que mi vida tiene poco sentido, hasta ahora estaba convencido de que todo me iba perfectamente, un buen trabajo, sí acertaste, soy periodista, licenciado en el 91, con lo que si echas bien las cuentas descubrirás que rondo los 40, 38 para ser exactos, llevo el departamento de comunicación de un gran banco francés y escribo sobre cine en la revista Interfilms por dos duros, pero con mucho entusiasmo. Menos mal que tengo esos dos duros y esas líneas, que me hacen pasar momentos realmente buenos, o no, porque desde que te he conocido se ha abierto una parcela totalmente desconocida para mí, la de la emoción. Vivo en el centro, en una casa que heredé de mi abuela que he reformado siguiendo la vanguardia de la decoración, y tengo a Che, un perro callejero que adopté hace siete años. Tres amigos de toda la vida, son mi familia, dos solteros y uno emparejado desde hace diez años con Patricia que se ha convertido en la cuarta, ya le he hablado a ella de ti, sólo a ella, y me comprende y alienta, será porque las mujeres tenéis un lado romántico desconocido por nosotros... Salimos los cinco, como el famoso club de Enid Blyton, todos los viernes, cenamos en restaurantes recomendados en el On de El País, disfrutamos de un buen vino, y nos tomamos un par de copas en la Vía Láctea, nuestro bar del barrio de Malasaña de siempre, si hay suerte, apetece, veo y me atrevo, le entro a alguna chica con la esperanza de poder echar un buen polvo único, a veces lo consigo, si lo sé Valeria, suena de lo más poco delicado, pero es así, y tengo la necesidad de decirte las cosas como son, por primera vez, me apetece ser sincero con alguien, conmigo mismo, el primero, y confesarte que por una puñetera vez en mi vida he sentido algo especial. Joder, ni yo mismo me lo creo, estoy sincerándome con una desconocida a la que le di un beso fugaz en un aeropuerto, y cuyos ojos miel me atravesaron sin permiso, nunca levanto la barrera de los sentimientos, y ahora me siento perdido en una sensación que me sobrepasa. Hay un puto antes y un extraño después a tu encuentro. ¿Qué me está pasando?

Quiero, necesito volver a verte. Te envío una foto para que la pongas en tu corcho, sonrío perdido... la próxima será diferente.

Detállame todo, quiero conocerte, quiero que me cuentes qué te pasaba, en tu última carta dejabas intuir problemillas que seguro que te afectan más de lo que parece. Cuéntame lo que te pasa, quiero verte sonreír, quiero verte feliz. Quiero verte.

Al cerrar los ojos, antes de dormir, siempre apareces tú.

Voy a dormir, te beso.

FEDE.